Los vecinos de La Marina han querido rescatar de sus recuerdos un episodio de hace 125 años que explica el origen de la pedanía ilicitana
ANA FAJARDO Hace ciento veinticinco años que desaparecieron los últimos símbolos que recordaban la vida que hubo en el pueblo, antes de que fuera devastado por la malaria. Ha pasado más de un siglo desde entonces, décadas desde que el poblado San Francisco de Asís quedó vacío, después de que sus habitantes se mudaran a la actual pedanía ilicitana, hoy conocida como La Marina.
Ahora, sólo una construcción en ruinas, la iglesia de El Molar, evoca a aquel pasado que forma parte de la historia de Elche, desde donde hace ciento veinticinco años los vecinos de San Francisco de Asís trasladaron el santo que daba nombre al pueblo y a San Antonio a la iglesia de La Marina. Por ello, para conmemorar esa fecha, la asociación de vecinos Pinomar de la pedanía ilicitana ha organizado una marcha, la "Marcha del Molar", que se celebrará hoy. "Es una forma de recordar el traslado de los santos y de revivir esa historia que se ha heredado de padres a hijos en la partida rural ilicitana", explica Juan Oliver, secretario de la entidad vecinal. Y, es que gracias al boca a boca esta herencia histórica de los vecinos de La Marina todavía sigue viva en el recuerdo de todos, ya que muchos de sus antepasados vivieron en aquel poblado de agricultores ahora desaparecido. "Alrededor de cuarenta casas formaban parte de San Francisco de Asís, un pueblo que fundó el Marqués de Elche para crear campos de cultivo", cuenta María Dolores Ramírez.
Una historia que ha sido inolvidable para muchos y que ha podido llegar a los habitantes de La Marina también gracias al testimonio que escribió Gregorio Fidel, abuelo paterno de un vecino, en el que rescata episodios del pueblo desde 1818 hasta 1983. Según el manuscrito, que ha recorrido las casas de algunos residentes de la partida rural ilicitana, San Francisco de Asís se fundó para desecar las aguas de la antigua albufera de Elche que conectaba con las salinas y con el Hondo y, así, crear tierras de cultivo. Sin embargo, según expone el libro, las aguas pantanosas y encharcadas desencadenaron la aparición de la malaria, lo que se tradujo en la muerte de algunos de los habitantes del poblado. "Algunos vecinos cuentan que las bacterias llegaron a los pozos y que se infectaron los habitantes", comenta María Dolores Ramírez.
Así, poco a poco, aquel poblado creado para vivir de unas tierras fructíferas tuvo que ser abandonado y sus vecinos tuvieron que dejar sus casas para mudarse a otras poblaciones, entre ellas, principalmente la pedanía ilicitana. "Es una historia muy bonita que toda la gente del pueblo conoce y que ayuda a entender por qué La Marina no es una zona de pescadores, sino que ha sido siempre de agricultores", comenta Antonio Lorenzo.
Así, hoy, los vecinos están más cerca de los orígenes de su pueblo y del último acto que se realizó antes de desaparecer. "La Marina de El Molar, así se nos ha conocido desde siempre, mi abuela me contaba que cerca de la iglesia había un cementerio y que se han encontrado huesos de los que murieron por la epidemia", recuerda Rafael Sánchez.
Esta mañana, la parroquia de El Mola volverá a recibir a todo un pueblo al que le gustaría que el último vestigio material de sus tierras pudiera ser restaurado para que no cayera nunca en el olvido.
Recorrido a pie para evocar el último acto en San Francisco de Asís
Una marcha a pie de seis kilómetros, que sale a las nueve de la mañana, conmemorará hoy el traslado de las imágenes de San Francisco de Asís y San Antonio desde la antigua iglesia de El Molar a la de La Marina. Una actividad para recordar un acto similar que se realizó hace 125 años cuando el antiguo poblado conocido como San Francisco de Asís desapareció por completo. A las nueve de la mañana, los vecinos partirán desde la pedanía ilicitana hasta la antigua iglesia de El Molar. La parroquia, que es de propiedad privada, se abrirá para que los peregrinos puedan ver los restos del poblado que da origen a La Marina. Allí, se representará aquel acto de hace 125 años. Una escenificación en la que se bendecirán a los santos y se llevarán en romería a la iglesia de la partida rural. La asociación de vecinos Pinomar también ha dispuesto un autobús, que saldrá desde el centro social.
Ahora, sólo una construcción en ruinas, la iglesia de El Molar, evoca a aquel pasado que forma parte de la historia de Elche, desde donde hace ciento veinticinco años los vecinos de San Francisco de Asís trasladaron el santo que daba nombre al pueblo y a San Antonio a la iglesia de La Marina. Por ello, para conmemorar esa fecha, la asociación de vecinos Pinomar de la pedanía ilicitana ha organizado una marcha, la "Marcha del Molar", que se celebrará hoy. "Es una forma de recordar el traslado de los santos y de revivir esa historia que se ha heredado de padres a hijos en la partida rural ilicitana", explica Juan Oliver, secretario de la entidad vecinal. Y, es que gracias al boca a boca esta herencia histórica de los vecinos de La Marina todavía sigue viva en el recuerdo de todos, ya que muchos de sus antepasados vivieron en aquel poblado de agricultores ahora desaparecido. "Alrededor de cuarenta casas formaban parte de San Francisco de Asís, un pueblo que fundó el Marqués de Elche para crear campos de cultivo", cuenta María Dolores Ramírez.
Una historia que ha sido inolvidable para muchos y que ha podido llegar a los habitantes de La Marina también gracias al testimonio que escribió Gregorio Fidel, abuelo paterno de un vecino, en el que rescata episodios del pueblo desde 1818 hasta 1983. Según el manuscrito, que ha recorrido las casas de algunos residentes de la partida rural ilicitana, San Francisco de Asís se fundó para desecar las aguas de la antigua albufera de Elche que conectaba con las salinas y con el Hondo y, así, crear tierras de cultivo. Sin embargo, según expone el libro, las aguas pantanosas y encharcadas desencadenaron la aparición de la malaria, lo que se tradujo en la muerte de algunos de los habitantes del poblado. "Algunos vecinos cuentan que las bacterias llegaron a los pozos y que se infectaron los habitantes", comenta María Dolores Ramírez.
Así, poco a poco, aquel poblado creado para vivir de unas tierras fructíferas tuvo que ser abandonado y sus vecinos tuvieron que dejar sus casas para mudarse a otras poblaciones, entre ellas, principalmente la pedanía ilicitana. "Es una historia muy bonita que toda la gente del pueblo conoce y que ayuda a entender por qué La Marina no es una zona de pescadores, sino que ha sido siempre de agricultores", comenta Antonio Lorenzo.
Así, hoy, los vecinos están más cerca de los orígenes de su pueblo y del último acto que se realizó antes de desaparecer. "La Marina de El Molar, así se nos ha conocido desde siempre, mi abuela me contaba que cerca de la iglesia había un cementerio y que se han encontrado huesos de los que murieron por la epidemia", recuerda Rafael Sánchez.
Esta mañana, la parroquia de El Mola volverá a recibir a todo un pueblo al que le gustaría que el último vestigio material de sus tierras pudiera ser restaurado para que no cayera nunca en el olvido.
Recorrido a pie para evocar el último acto en San Francisco de Asís
Una marcha a pie de seis kilómetros, que sale a las nueve de la mañana, conmemorará hoy el traslado de las imágenes de San Francisco de Asís y San Antonio desde la antigua iglesia de El Molar a la de La Marina. Una actividad para recordar un acto similar que se realizó hace 125 años cuando el antiguo poblado conocido como San Francisco de Asís desapareció por completo. A las nueve de la mañana, los vecinos partirán desde la pedanía ilicitana hasta la antigua iglesia de El Molar. La parroquia, que es de propiedad privada, se abrirá para que los peregrinos puedan ver los restos del poblado que da origen a La Marina. Allí, se representará aquel acto de hace 125 años. Una escenificación en la que se bendecirán a los santos y se llevarán en romería a la iglesia de la partida rural. La asociación de vecinos Pinomar también ha dispuesto un autobús, que saldrá desde el centro social.
